Empezar nunca es fácil, y más cuando llevamos tiempo haciendo o trabajando para otros en donde básicamente nunca nos toca empezar algo desde cero. Para un emprendedor, empezar es un reto que hay que alcanzar rápidamente para aprender, caer y volver a empezar. Una de las características más fuertes de los emprendedores y soñadores, es que no le tienen miedo a empezar. Pero para arrancar un proyecto, un sueño o un emprendimiento, se necesitan más que ganas y visión. Se necesitan herramientas que nos ayuden a afinar el estado del arte, es decir, en que estamos ahora. Una buena manera de empezar, una vez ya sabemos que es lo que queremos hacer, en que queremos emprender, cual es ese sueño que deseamos tanto volver una realidad, debemos conocer en que estamos con ese sueño y que impacto puede tener en nuestro entorno que lo llevemos a la realidad.
Y es que ahora mas que nunca, debemos ser conscientes del impacto que como seres vivos generamos no solo en nuestro entorno inmediato, sino a nivel familiar, comunitario y planetario. Ese sueño, esa meta que tenemos, ese propósito por el cual deseamos luchar, puede llegar a generar impactos tanto positivos como negativos. Y los llamamos de esta manera, no porque algunos impactos sean "buenos y otros malos", sino porque es la manera más sencilla para identificarlos.
Para ayudarnos a evaluar el posible impacto y el cómo arrancamos ahora, nosotros hemos utilizado la matriz de las 3 Dimensiones de la Sustentabilidad (económica, ecológica, social) sumándole a esas 3 dimensiones una cuarta, que sería VISIÓN DEL MUNDO o dimensión espiritual, para lograr tener un panorama mucho mas integral u holístico que nos permita proyectarnos hacia un desarrollo cooperativo con nuestro sistema planetario, con la Naturaleza de la cual somos parte y no simplemente espectadores.
En la Dimensión Económica, revisamos como está nuestra economía actual, con cuales recursos contamos hoy y cómo está nuestra capacidad para generar, administrar y multiplicar esos recursos, a la par que somos conscientes del impacto que generan estructuras tradicionales de repartición de riqueza, y como bajo la estructura del triple ganar ganar (gano yo, gana mi comunidad y gana el planeta) podemos reestructurar estos sistemas hacia una economía circular, apoyándonos igualmente en las herramientas legales, administrativas y financieras existentes, con el fin de consolidar una estructura muy estable, cooperativa, justa, orgánica y resiliente, capaz de absorber los cambios e impactos y transformarlos en beneficios para el proyecto.
La Dimensión Ecológica nos recuerda la importancia de revisar nuestro impacto personal y el que generamos a través de terceros, cuando decidimos consumir alimentos locales, utilizar tecnologías apropiadas en el manejo de agua, electricidad, transportes, manejo de basuras o desechos y en la construcción y renovación de edificios.
La Dimensión Social está pensada para que nos acordemos de crear comunidad (el ser humano es un ser social por naturaleza), aprendamos de resolución de conflictos, nos empoderemos personalmente y ejerzamos un liderazgo participativo, y proyectemos un alcance que impacte otras comunidades.
Y en la Dimensión Espiritual o de Visión del Mundo, trabajemos la reconexión con la Naturaleza y por ende con nuestras fuentes confiables, sean estos Jesús, Buda, Alá, Pachamama, Universo, Ángeles...en fin, con el objetivo de sentirnos nuevamente parte de este gran sistema planetario llamado planeta Tierra, y nos acordemos de trabajar en equipo por y para nuestro planeta. Esta reconexión está ligada necesariamente a una transformación personal y un despertar de consciencia, donde la salud de mi cuerpo está en resonancia con la salud del planeta.
Las dos primeras dimensiones, la económica y la ecológica, comparten la misma raíz lingüística ECO, del latín que significa Hogar. Es decir, economía significa administración de los recursos del hogar, y ecología significa relación entre las diferentes partes que conformas un hogar.
Estamos en un momento histórico donde cada vez debemos ser más conscientes de que nuestro planeta Tierra es nuestro hogar, sus recursos son finitos y debemos trabajar en equipo entre nosotros mismos y los demás seres que lo habitamos. Aprender a administrar sus recursos, significa aprender a vivir en armonía, abundancia y gratitud, y por ende, significa, vivir en plenitud.
Mira el video donde hablamos de este tema en el siguiente enlace
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